El huerto naturalmente resiliente
- Chapinero Complejo
- 17 abr 2023
- 3 Min. de lectura
El Diario de una huerta

Por : Omaira Cifuentes (Maya Tejedores de la Tierra)
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En nuestro fantástico planeta azul, inhóspito y extraordinario a la vez, nosotros los llamados seres humanos, también somos pequeños y mágicos planetas, que albergamos un compendio de emociones y situaciones que nos han hecho reír, soñar, amar, entristecernos y en muchas ocasiones lesionarnos. En conjunto, todos estos eventos se convierten en este colosal proceso llamado vida. Mi proceso también está compuesto por esos días felices, días para soñar, días para llorar, días de inmenso y profundo dolor, mirando hacia mi pasado, evoco algunas reflexiones sobre aquellos años en los que mantuve heridas que me negaba a sanar.
Hoy recuerdo cómo hace un tiempo atrás ocurrió una fuerte granizada en el lugar donde vivo, y fue tal la intensidad de esta tempestad, que destrozó tejados de muchas viviendas, y claro, ese día también destruyó por completo las flores del jardín y de mi huerto, solo quedo una gruesa capa de hielo. También llega a mi memoria cómo en aquella ocasión, en un estado de impotencia, miraba a través de la ventana, sosteniendo un café entre mis manos, y llorando pensaba en todo el trabajo que había realizado para sacar mi huerto adelante. No solo fue el esfuerzo físico sino que también coloque mi corazón y mis emociones en ello, ¡pero en un instante veía como todo se congelaba!.
Unas pocas semanas después, completamente conmovida, contemplaba cómo todo comenzó a recuperarse: nuevas hojas resplandecían con los brillantes rayos del sol; otra vez el perfume de las flores se esparcia con el viento y nuevos frutos alegraban mi paladar; y así, una vez más, mi huerto me regaló una gran enseñanza, ¡que él naturalmente es resiliente!, y que a pesar de soportar un gran evento, y aunque fuese despacio y tuviese que nacer de nuevo, no iba a detener su crecimiento. Darme cuenta de lo que mi huerto me estaba enseñando me hizo preguntar ¿cómo podría nacer nuevamente?, ¿Cómo sanar o como comenzar de nuevo? En ese momento no encontré respuesta que tuviera un sentido para mí.
Fue en un amanecer de densa niebla y fuertes lluvias, un día de esos, que por ser tan fríos te recuerda que estas viva, en el que llegué a la huerta, sin duda, un lugar que siempre me sorprende porque allí todo tiene vida propia. Aquel día experimente una gran tranquilidad. Un aluvión de paz invadió mi alma al darme cuenta que del pasado solo queda un recuerdo y que era la hora de construir nuevas memorias, crear nuevas oportunidades, que, como mi huerto, después de una fuerte tormenta se recuperó, así es el alma de quienes decidimos superarnos desde el amor. Mi huerto a través de cada siembra y cosecha me ayuda a sanar y a entender, que en cada día hay una oportunidad para renovarme y crecer, así como lo hace la semilla que bajo la tierra espera el momento para despertar y dejarse acariciar por la vida.
Poco a poco, y en un estado de apreciación, comencé a entender que así como las plantas en la huerta construyen lazos con sus raíces, hojas, flores y frutos, que se comunican y se vuelven uno con la tierra y los seres que la forman, que algunas hojas deberán morir para dar paso a las nuevas, que otras por diferentes factores no se van a desarrollar, y que tal vez algunas serán devoradas o dañadas. Así también yo me estoy construyendo, en algunos momentos podré sentir que muero, en otros estaré embriagada por la felicidad, otros momentos me harán llorar, pero el reto siempre será volverme a levantar, atreverme a sentir, atreverme a vivir.
Hola Maya!Que bello texto....al final somos resilentes naturales!!!!